Un día en Hogwarts

     El día 12 de abril finaliza el segundo trimestre para cientos de estudiantes de secundaria y bachillerato en Andalucía. Nos acercamos al I.E.S. San Álvaro donde a primera vista todo discurriría siguiendo la directiva usual; sin embargo, nada más llegar a su fachada, cualquier paseante puede advertir que una atmósfera distinta a la diaria rodea el edificio. 

“¿Traes tu carta de admisión a Hogwarts?”, pregunta una alumna de 2º de la ESO a una compañera de clase mientras juntas atraviesan un mural de papel que simula el andén 9 y 3/4; las seguimos al interior del edificio y, en ese momento, se descubre ante nuestros ojos la materialización del proyecto educativo que el profesorado de este centro ha venido desarrollando a lo largo de las últimas semanas: bajo el nombre de “Un día en Hogwarts” se ha puesto en marcha una actividad multidisciplinar en la que el instituto se ha transformado en el colegio de la saga del joven mago Harry Potter. Durante toda la jornada lectiva, el alumnado asistió a talleres en los que de una forma amena y lúdica trabajaron contenidos curriculares (ciencias, historia, educación física, música, etc.) con el universo mágico como hilo conductor y con el aliciente de la competición entre grupos. En este proyecto la ambientación y la participación del claustro ha resultado clave para ofrecer al alumnado una experiencia educativa y lúdica inolvidable, que además enlaza de lleno con las tendencias educativas actuales: trabajo por proyectos y gamificación, entre otras.

A la justificación más teórica del proyecto se suma que para el alumnado el juego se erige como una vía de relación con otros compañeros y compañeras, así como una forma de conocimiento de su propio entorno. Basándose en una temática conocida por los estudiantes, la actividad ha permitido introducir en los talleres contenidos curriculares que se habían venido trabajando en las diversas materias, por lo que se afianzaron conceptos adquiridos, reforzaron destrezas y consolidó el proceso de enseñanza-aprendizaje. Ha constituido, además, un cauce de mejora de la convivencia del centro, tanto entre el propio alumnado como entre este y su profesorado, pues ha propiciado un ambiente de cooperación donde todos tenían una función y tarea que aportar a la actividad.

La jornada se inicia con una recepción de todo el alumnado del centro en el salón de actos. “Bienvenidos a Hogwarts, magos y brujas”, dice desde el escenario Ana Vázquez, quien durante este viernes se ha mimetizado con el personaje de McGonagall, la subdirectora del colegio más famoso de magia y hechicería. Un sombrero seleccionador mecanizado y de forma aleatoria ha realizado el reparto del alumnado en las cuatro casas conocidas: Gryffindor, Slytherin, Ravenclaw y Hufflepuff. De esta manera, en una misma casa trabajaron de forma cooperativa alumnos y alumnas de diversos cursos, favoreciendo la convivencia, la atención a la diversidad y promoviendo actitudes en las que ellos mismos se han establecido como guías unos de otros. Han sido un total de siete los talleres preparados por el profesorado del centro: pociones, enfermería, música, astronomía, runas antiguas, giratiempo y criaturas mágicas y un escape room. El alumnado de las casas debía ir pasando por todos ellos según el organigrama configurado y enfrentarse a las demás para conseguir puntos, ya que la actividad última consistía en la participación en un partido de Quidditch de las dos casas con mejores resultados. El día acabó con la vuelta al salón de actos y la entrega de premios y diplomas al alumnado asistente.

Este proyecto revela que son diversos los factores vinculados al éxito de la enseñanza en nuestros centros. Si bien el ámbito legal no siempre mima nuestra labor como docentes, el trabajo en equipo, impregnado de altos niveles de cooperación y bien coordinado es el primer paso para que se vaya produciendo la revolución educativa que poco a poco parece materializarse en nuestras aulas.